domingo, 13 de junio de 2010

Mientras me lavo la cara

Darío, parado, grita y gesticula.
Bajo una frazada marrón,
Daniel se ríe y habla de sus novias.
Están borrachos y los que gritan en la cocina,
como diputados, también.
Mi vieja, resucitada,
golpea las ventanas, pidiendo entrar.
Al amanecer, bajo una claridad despiadada;
cigarrillos, libros desperdigados,
platos con comida.
Camino, despacio, hasta el baño;
sé que la desgracia está sobre nosotros,
no ahora, tampoco el año próximo,
todavía somos jóvenes, pero eso
se pierde enseguida.
No tenemos nada, pienso,
mientras me lavo la cara,
ni un oficio, ni una herencia,
ni una casa de sólida piedra.

Fabián Casas, en El Salmón.

miércoles, 2 de junio de 2010

Del Hijo

Le acabé adentro.

Por bronca
por impotencia
por resentimiento,
dentro
bien adentro,
por amor
por lo que nos hicimos
y lo que nos debemos,
porque no pudimos
dejar de querernos.

Porque estoy vencido.

Por nuestro pasado.

Porque soy un filo
que está sin cuchillo,
porque soy el nudo,
la estaca y el grito.

Le acabé adentro
porque quiero un hijo,
porque la quiero
y porque no la quiero
y porque estoy cansado
y me siento viejo.

Por eso, y por cosas
que olvidar prefiero,
le acabé adentro.

Porque cuando pienso
en mi viejo lloro,
porque cuando pienso
en mi vieja lloro,
porque extrañaba
mi carne en su carne,
y porque estoy solo
y por las mil noches
que antes de acabar
suplicaba
que le acabara dentro.

Por hijo de puta.
Porque cuando pude,
pudo y quería,
llenarse de mí,
elevar su vientre
a la categoría
de los nueve meses,
me negaba siempre.

Porque al proponer
las demoliciones,
nunca me pensé
solo y demolido.

Porque no la olvido,
porque hubiera sido
diamante perfecto
muy bien escondido
dentro de la piedra
su hijo y mi hijo,
porque estoy buscando
demorar mi muerte,
porque las palabras
ya no me contienen,
porque quiero verme
en ese que viene,
porque ya no quiero
soñarme
de niño y anciano
que se encuentran siempre
y nunca - nada - dicen,
porque cuando hablamos
de llegar a viejos
ella estaba sola
y yo estaba muerto.

Porque hubiera sido
algo hermoso y bueno
que una parte suya
me acompañe siempre.

Bien adentro y mucho,
como una sucesión
de puñales secos.

Porque estoy enfermo
del mundo y su fuego
que me cuece lento
el amor y el odio,
y este pensamiento
que lame mi semen,
mi calva y mis huesos:
¿ cómo hubiera sido su hijo y mi hijo ?

¿ cómo hubiera sido ?

Lucas Tejerina