El estilo es el árbol. Hemos echado raíces en la tierra y con la frente golpeamos las nubes, y el viento nos sacude alegremente porque somos flexibles, nuestras ramas lo cubren todo, se abren inmensas y abarcan los espacios estelares, el tronco crece, no hay dispersión, somos unitarios pero ramificados; henchidos de riqueza, vomitamos fermento y embrión, somos origen, nacen el oro y el alimento en nuestros follajes aéreos pero estamos cada vez más prendidos a la tierra y sin embargo subimos, ascendemos por la diáfana superficie etérea, el aire es nuestra libertad, buscamos la armonía con Dios y Él nos quiere crecidos, y así nos desarrollamos con movimientos plásticos, sacudimos nuestras hojas, nos inclinamos con las ráfagas, pero todo es para abundar y desbordar en el vacío sonoro donde reinan la luz y la paz, mientras seguimos engendrando vida y nuestros límites son ya incalculables y nuestras ramas evaporadas; es la voluptuosidad sin límites, el gozo supremo. Somo absolutamente libres porque somos el árbol cósmico.
De El camino de los hiperbóreos, Héctor Libertella.
Mis últimas compras de libros de segunda mano
Hace 1 semana