jueves, 7 de febrero de 2013

Informe sobre la muerte de un camarada

Cuando caminó hacia el paredón para ser fusilado
iba hacia un paredón levantado por sus iguales.
Y los fusiles que apuntaban a su pecho y las balas
habían sido hechos por hombres como él. Que no estaban
presentes en la labor de sus manos. Ni siquiera los encargados
de disparar sobre él eran distintos a él, y no por siempre cerrados
a la comprensión.
Por supuesto que además iba esposado con cadenas, forjadas
por camaradas y colocadas al camarada. Más densas
se hacían las fábricas, desde el sendero al paredón.
Él las iba viendo, chimenea tras chimenea, y por ser de madrugada
-es de madrugada cuando los llevan por lo general-
estaban vacías, pero él las veía llenas
de aquel ejército que no había dejado de crecer constantemente
y aún seguía creciendo.
A él, sin embargo, ahora lo llevaban al paredón sus iguales,
y él, que lo comprendía, no podía comprender.

Bertolt Brecht