No me lleves a sombras de la Muerte
a donde se hará sombra mi vida,
donde sólo se vive el haber sido.
No quiero el vivir del recuerdo.
Dame otros días como éstos de la vida.
Oh no tan pronto hagas
de mí un ausente
y el ausente de mí.
¡Que no te lleves mi Hoy!
Quisiera estarme todavía en mí.
Hay un morir si de unos ojos
se voltea la mirada de amor
y queda sólo el mirar de vivir.
Es el mirar de sombras de la Muerte.
No es la Muerte la libadora de mejillas,
esto es muerte: olvido en ojos mirantes.
Macedonio Fernández
Bello.
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