Es una lástima que, en el apuro por el canon o por el espejeo de nuestra virtualidad, vayan quedando marginales autores como Conti, capaces de escribir textos como
éste o como
Sudeste.
Pero probablemente
lástima no sea la palabra adecuada, quizás esa palabra sea otra. Mérito, por ejemplo.
No lo sé. Y ya se ve que hoy estoy un tanto apocalíptico.
No importa.
Ahí está "Todos los veranos" (un poco largo para la pantalla, demasiado bueno para condensarse en un olvido torpe) y habla por sí solo.
Así por ejemplo:
A veces pienso en mi viejo. O es un barco que parte o esa gente vagabunda que trae el verano o simplemente una luz en el río. Entonces me siento en la costa y pienso en mi viejo.
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