miércoles, 20 de mayo de 2009

"Como un conjurado, como un necio conjurado marginal, elegante, tercermundista, pensó que todo no sería tan absurdo si, en alguna parte de ese tiempo, en algún lugar de los días, existiera alguien que realmente valiese la pena. Imaginó una red tenaz de tipos que, aunque él estuviera en ese sórdido bar juntando fuerzas para no enloquecer, lo hicieran sentirse menos ciego, menos solo, menos a la intemperie. Entonces sintió la sonrisa de Ana, los ojos vidriosos de Pablo, el soliloquio atormentado de Polo, el llanto de Cris; sus manos sobre el teclado. Respiró".

Putas selectivas, Luis Aguada.

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