sábado, 3 de abril de 2010

XLV

Me desvinculo del mar
cuando vienen las aguas a mí.

Salgamos siempre. Saboreemos
la canción estupenda, la canción dicha
por los labios inferiores del deseo.
Oh prodigiosa doncellez.
Pasa la brisa sin sal.

A lo lejos husmeo los tuétanos
oyendo el tanteo profundo, a la caza
de teclas de resaca.

Y si así diéramos las narices
en el absurdo,
nos cubriremos con el oro de no tener nada,
y empollaremos el ala aún no nacida
de la noche, hermana
de esta ala huérfana del día,
que a fuerza de ser una ya no es ala.


de Trilce, César Vallejo

2 comentarios:

  1. nos cubriremos con el oro de no tener nada. excelente*

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  2. sí, muy bien. además: ¿qué sería tener algo en el absurdo? o mejor: ¿para qué?
    un beso, mariam.

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